Errores.

A mi me dolía cada gota del mar que nos separaba y como si de un charco se tratase lo cruzaste. 

A nado y sin salvavidas. 

Asi te encontré. 

Te nacionalice en mi pecho y te deje ser libre por cada una de mis curvas. 

Muchos excursionistas vieron que mi camino era tenebroso y decidieron marcharse, pero tu viste que el paraíso estaba en mi cabeza. 

Tierra de nadie, seca e infértil, asi era.

Pero decidiste sembrar en mi lo único que me Daria la vida aun sabiendo que yo no florecería. 

Pero tu agua traída desde el Río de la plata restauro en mi lo que el Guadalhorce destruyo. 

Y como toda tierra, mar y aire el clima cambio. 

Empecé a secarme sin tu esencia, mis curvas se derrumbaron y tu te perdiste en mi senda. 

Toda ciudad necesita una revolución, toda persona necesita ser rescatada. 

Yo no puedo darte mas raíces, tu no puedes seguir sobreviviendo. 

Ya no nos separan mares ni republicas. 

Ya solo nos separan nuestros errores. 

Luna.

¿Ves las cicatrices de la Luna? Ese es el aspecto que se tiene cuando se ha combatido.

 Como veras, no es elegante ni glorioso y mucho menos reluciente. 

No esperes que este cuerda, por que le es imposible, a mi ya ni siquiera me acompaña en la noche, pues dice estar muerta de celos por que le robe tus "Te quiero". 

Pero mírala, al igual que yo necesita la noche para brillar y vivir, al igual que yo tiene dos caras, al igual que yo, si esta cerca de su sol sonríe, y si no, permanecerá intacta en el negro cielo esperando que Don Lorenzo despierte y salga a alumbrar la oscuridad de su vacío. 

 No importa cuantas noches tenga que estar sola, pues sabe que su sol jamás le ha fallado. 

Cada mañana es un combate, de ahí sus cicatrices, pero antes de que su sol se marche, ella maquilla su pálida piel, fría y calculadora como siempre, sabiendo que tiene millones de versos a sus espaldas, que es la musa de la inspiración de miles de poetas muertos de alma, pero aun asi, el se marcha, dejando a su paso toda la oscuridad que en tu cielo ves. Imagina tu mayor desgracia, pero multiplícala por infinito, llévala hasta el fin de la eternidad y a penas tendrás un atisbo de idea de la pena que lleva consigo ella, pero aun asi jamás a dejado de brillar, sigue intacta con la cabeza bien alta. 

Como imaginareis, no hablo de la luna, si no de mi alma. 

¡Larga vida a las palabras!

Me he tirado toda una vida escribiéndole al amor y ahora no me sale ni una silaba sobre el.
Dios Mio... Creo que ya no me importa. Después de un suicidio, una penitencia, una sumisión, un viaje a otro mundo y el abandono... Creo que ya no me importa.
No me mal interpretéis, sigo queriéndome enamorar como aquella vez que jugaba a los súper héroes, pero no se por que, pero no me sale escribir sobre ello.
Solo me sale escribir sobre lo bonito que es salir a emborracharse y que te bese aquel que te mandaba 7 whatsapp ( y eso que no lo he experimentado, pero tiene que estar muy bien.)
Existen dos tipos de mujeres: las que persiguen a los hombres y las que persiguen sus sueños, y yo, después de muchos palos, me siento orgullosamente dolorida al decir que soy del segundo grupo.
He vuelto, sin amor, pero no sin estar enamorada. ¡Larga vida a las palabras!